lunes, 11 de mayo de 2015

Tal como nunca fuimos




 




El reloj parado
en la frágil medianoche
marca los minutos del tedio
sobre la cama deshecha.

El libro entreabierto,    
releído una y mil veces,
de Dashiell Hammet, 
habla de un héroe solitario
que miente al decir su nombre.

¿Cuántas noches de insomnio
hacen falta para acallar,
por fin, las voces de esos
otros que nunca fuimos?

En la eterna madrugada
de cristales rotos,
los tonos se solapan,
las palabras se confunden
y hay cierta broma recurrente
que salpica de humor negro
todas las conversaciones.

Más allá de la puerta,
la inercia de las cosas
trabaja incansable
para cubrir de polvo
                                      los recuerdos.

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